20.1.06

cuento sin nombre I

Esto es una especie de cuento que escribí hace como dos o tres años, con una fuerte influencia de Kafka, como podrán ver.

Una gran tormenta se abatía sobre la ciudad aquella noche. Era una como no se había visto en muchos años. Un hombre camina solo por las calles vacías, mientras la lluvia cae sobre él; pero no le importa, no va a ninguna parte, sólo necesita pensar. Pensar sobre su destino, su futuro. Grandes decisiones debe tomar y sus respuestas pueden afectar el resto de su vida. Lo toma con calma, tiene el resto de la noche para meditar. Cuando vuelve al lugar donde vive estaba por clarear el alba, y aún no tomaba una decisión. Estaba claro en sus opciones, pero ambas tenían grandes fundamentos. La lluvia continúa incesantemente durante la mañana. Cuando sale al mediodía ya comenzaba a amainar. Se dirige a no sabe bien dónde, pero a alguna parte debe ir, no soporta quedarse quieto con aquella importante decisión que sabe que debe tomar. Es por lo general un hombre seguro de sí mismo, de mente fría y actuar rápido. Pero este momento es distinto, es mucho lo que depende de lo que se haga en adelante, por lo que se toma su tiempo; quizás sea demasiado tiempo lo que se está demorando. Cuando se detiene se da cuenta que la noche ha caído otra vez y que se halla demasiado lejos para volverse caminando. Toma un taxi que lo lleva a su hogar, aun que no sabe realmente si llamarlo hogar. Esta noche es como otras tantas que ha visto ir y venir. Mientras viaja en el vehículo mira cómo la lluvia ha vuelto con gran intensidad. Llega a descansar y su mente aún no ha encontrado una respuesta. De tanto pensar y caminar sin rumbo por las desoladas calles, logra al fin dormirse.
Al despertar ve por su ventana que la lluvia ha parado y el sol brilla otra vez. Ya sabe lo que debe hacer. Sale de la casa y se dirige a un antiguo edificio en ruinas. Ahí lo esperan dos hombres de aspecto tan sombrío como el suyo. El trío parte en dirección al despoblado, donde puedan actuar tranquilos y sin ser oídos.
En la tarde los dos hombres ya caminan tranquilos por la ciudad, habiendo hecho lo que debían hacer. La noche cae nuevamente, pero esta noche no es igual; las estrellas ya no siguen el caminar errante del hombre, ahora contemplan silenciosamente cómo el que había sido compañero de la oscuridad yace sin vida en el suelo del campo.

1 comentario:

Pájaro Verde dijo...

Está bueno, parece una crónica de un asesinato... es porque narras en presente y eso se ve poco, en realidad, los cuentos se escriben la mayoría en (disculpa la cuatiquería) pretérito imperfecto (ajjaaj)

Sería mi aporte, de todas formas se entiende bien y me lo imaginé clarito... SUBE MÁS!!!

(loro maldito)